El clima estaba muy agradable, había mucho sol y mucho viento así que no podía salir sin mi suéter. Juan, el hermano de Xisca me decía que en Mallorca no hay primavera ni otoño, ya que las teperaturas son muy extremas.
La familia de Sara se portó excelente conmigo, su abuela preparó paella de carne porque supo que no me gustan los mariscos. Su madre me preparaba jugo de naranja todos los días. Amaia, su hermana pequeña me enseñó a contar hasta el 10 en catalán y Ainoa estuvo bailando conmigo en el wii. Ignacio, su papá preparó tortilla de patata para cenar. Y los tíos y primos me trataron increíble. Me gustó estar en ese ambiente tan acogedor familiar que tanto extraño.
Xisca y Sara estuvieron conmigo todo el tiempo, me llevaron a conocer el centro de Palma, un pueblito que se llama Valldemossa, el polígono donde trabajan sus amigos y donde su familiares tienen una lavandería. Conocí su casa de campo y a sus perros y fuimos a la playa aprovechando que hacía mucho sol y poco viento.
Me gustaría conocer Mallorca en verano, aunque no creo aguantar mucho tiempo por el calor que debe hacer. Me encanta que también ya me llevo mejor con Sara, como que hay más confianza y podemos bromear más.
Es importante mencionar que me comí todo lo que me dieron. La tortilla de patata tenía cebolla, un día desayuné pan con tomate y me comí los caracoles de la paella. También me tragué como mil cosas con chocolate.
Seguro voy a regresar pronto.
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